Agobiante, asfixiante, claustrofóbica, sobrecogedora, impactante, Rodrigo Cortés firma una de las mejores películas españolas y la que mejor distribución y crítica a recibido internacionalmente (veis como cuando no salen dos tetas se consigue más, para que luego digan del dicho), aunque todo haya que decirlo, tiene a un actor en alza en Hollywood como es Ryan Reynolds (uno de los tíos que mas envidia provoca entre el sexo masculino, por tener a la “jamelga” que tiene por esposa), que siendo la única cara del film demuestra sus dotes de actuación bastaste bien, y el guion si no me equivoco también es americano, pero bueno.
Para los que no conozcan la sinopsis de la película la explicare al “Modo Compae” (típico de los polígonos).
-¿Y de qué va la película?- dice uno.
-Pues de un papasfritas que lo entierran vivo con un móvil y
un mechero- dice otro.
-Vaya mierda- dice el uno.
-Que vá compae, está tó guapa, como se desarrolla la historia a través del móvil mientras compartes la agonía del Paul Conroy ese- termina el otro sin convencer al uno.
Cuando uno se pone a ver Buried, a los primeros minutos uno piensa como coño vamos a estar hora y media metidos en el ataúd sin ver la luz del sol acompañando al protagonista de la historia, y cuando el metraje ya esta avanzado, comprendemos que si salimos de allí la película pierde toda su magia y toda su esencia, que estamos destinados a sufrir con Paul la agonía de estar enterrado, de tener fe en ser rescatados y de perder la esperanza, para volver a creer en la libertad, porque aparte de la crítica a la administración, de algunos momentos muy duros como ciertas llamadas, y del magnífico montaje, Buried destaca por mantenernos pegados a la butaca, sin oxigeno, como si estuviéramos en un cubículo a varios metros bajo tierra, sufriendo, hasta que un pantallazo negro nos revela los créditos y el cine se queda mudo, destrozados y pensando, ¿Realmente podemos volver a ver la luz del sol?.
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